¿Cómo una app ayudó a frenar la curva del coronavirus en Corea?

por | Mar 31, 2020 | Actualidad VP

La curva de expansión del Covid-19 está en boca de todos. Es necesario frenar su crecimiento y “aplanar” dicha curva para evitar el colapso del sistema sanitario de nuestro país y es responsabilidad de todxs llevarlo a cabo. Todo esto nos hace plantearnos si las medidas como el aislamiento preventivo de la población en sus domicilios, el control de los transportes, cierre de fronteras y negocios son suficientes para evitar la expansión exponencial del virus ¿O quizá necesitamos algo más?

 

En muchos países se ha logrado controlar la expansión del coronavirus a través de la tecnología y la colaboración ciudadana, como ha ocurrido en Corea del Sur o en China.

 

¿Puede la tecnología salvar vidas?

El gobierno surcoreano ha logrado no sólo contener el virus, sino reducir su propagación a través de una aplicación móvil que se ha puesto a disposición de su población y que permite monitorizar los síntomas de la enfermedad en los usuarios a la par que utiliza los datos personales que el usuario aporta a la aplicación para controlar su expansión.

 

De esta manera el gobierno puede controlar qué zonas están mayormente expuestas y el usuario saber si su zona de residencia se encuentra afectada por el virus. En el caso de que se detecten síntomas compatibles con la enfermedad, es posible concertar una cita para realizar el test sin necesidad de acceder al hospital dado que la prueba se realiza desde el coche del posible infectado. Una prueba cuyo resultado puede consultarse a las 24 horas desde la propia aplicación.

 

Otra de las funcionalidades muy prácticas de la aplicación para el gobierno es la posibilidad de geolocalizar a los pacientes para comprobar que la cuarentena se está cumpliendo, multando directamente a aquellos ciudadanos que realizan algún desplazamiento sin permiso (que se puede solicitar por supuesto en la propia aplicación).

 

Una herramienta de control sin parangón. ¿Resulta excesivo? Es posible que una intervención tan agresiva en las vida de las personas pueda llegar a asustar a algunos pero… ¿Qué pasa con el resultado?

 

Los datos hablan por sí solos: 200.000 pruebas en 2 semanas han conducido al país al control de la propagación del virus y a la descongestión de sus hospitales. Efectividad en estado puro.

 

El Big Data Chino

Hace un par de semanas, un español residente en Shangai nos contaba por Twitter las medidas que el gobierno chino estaba tomando para paliar el desenfreno en los contagios del país. Las medidas incluyen una app, pero son mucho más restrictivas y parecen sacadas de una película steampunk.

 

Todos los ciudadanos debían instalar una aplicación en sus smartphones y registrar sus datos personales, lugares visitados en los últimos 14 días, contacto con afectados, síntomas y temperatura corporal medida a las 10 de la mañana.

 

Toda es información se envía a un sistema centralizado que usando técnicas de big data y machine learning generaba un código QR con con un semáforo de colores que indica el estado al que la persona debe atenerse. Esto es:

 

  • Verde: Sin riesgo, es posible hacer vida “con normalidad”.

 

  • Amarillo: Si ha estado en contacto con algún infectado o en alguna zona de riesgo, esta persona debe extremar las precauciones y restringir al máximo en contacto con otras personas.

 

  • Rojo: Potencialmente infectado, permanecer en cuarentena hasta que un servicio oficial se ponga en contacto, esta persona debe permanecer en cuarentena obligatoriamente.

 

“Si viajas en un tren con un infectado, el gobierno se entera.”

El sistema central cruza los datos que los usuarios le facilitan con los datos del Ministerio de Sanidad, el de Transporte, la Policía, los comités vecinales y los empleadores. De tal manera que es posible establecer un registro detallado de todas las personas con las que se ha estado en contacto, los lugares que se han visitado… Como citaba el twittero: “Si viajas en un tren con un infectado, el gobierno se entera.”

 

El código QR es escaneado en las urbanizaciones, puestos de trabajo, transporte público… de tal manera que, si una persona ha estado en una situación de potencial contagio, el código se volverá rojo y la cuarentena será obligatoria.

 

El control es tan intenso que los restaurantes de comida a domicilio están obligados a adjuntar al pedido un documento con los datos del cocinera que asegura que su temperatura corporal está por debajo de los 37,3 grados.

 

A la luz de los datos, está claro es que la tecnología puede jugar un papel diferencial en muchas situaciones. Algo tan mundano como una aplicación móvil puede cambiar radicalmente las reglas del juego en un contexto de pandemia global.

 

Pero esto abre otro debate: ¿el derecho a la privacidad individual debería estar por encima del bien común? Esperamos vuestras reflexiones 🙂